Solidario, emprendedor y amante de las herramientas, Fabián busca terminar y perfeccionar un proyecto a fuerza de conocimiento, garra y un sincero homenaje hacia su padre. Aquí comparte su historia, esa que lo motiva a seguir aún en medio de la lluvia, intentando conseguir lo que algunos podrían llamar un imposible.
Es de Corrientes, su padre se llamaba Ramón y ese mismo nombre le dio a su hijo, en homenaje a él. Amante de las herramientas, una vez alguien lo llamó porque necesitaba una silla de ruedas modificada para alguien que había tenido un ACV. Así es como Fabián recordó a su padre, quien había sufrido también esa condición, y decidió emprender una aventura: construir de una bicicleta y una silla de ruedas que ya no servía, una nueva esperanza.
Fabián Villalva es además, humilde. Durante la entrevista con “De Máquinas y Herramientas”, sólo tuvo palabras de agradecimiento hacia su padre por lo que le había legado y porque lamentaba “no haber aprendido más de él”. Sin embargo, Fabián es un luchador, uno de esos personajes que uno desearía encontrarse en cualquier esquina.
En medio de su trabajo, y con todo lo que la vida diaria nos trae, encuentra el tiempo y supera “bloqueos” que él dice, tiene, para seguir trabajando por lo que sueña. Es que aquella vez que lo llamaron, le contaron que lo máximo que habían podido conseguir para ese abuelo era “una bici con las rueditas de atrás adaptadas”. Y que eso no les servía, ni le era conveniente dado que “la persona con esta discapacidad motriz debe estar sentada, ya que sus piernas no poseen el movimiento de antes”.
El arranque
Así es que Fabián puso manos a la obra. Buscó por internet imágenes e información relacionada y armó el proyecto. Una vez aprobada la idea, era hora de “buscar los materiales para tal propósito”. Una silla de ruedas nueva era demasiado cara, así que apuntó a conseguir una usada. Entonces, tal fue su empeño que “a las pocas horas ya teníamos una, vieja, oxidada, pero con las partes que más importaban, intactas”.
Tras “muchos dolores de cabeza y cortes y recortes”, Fabián comparte en este video que él mismo tomó, en el lugar donde está construyendo su sueño, una aproximación casi terminada de la silla de ruedas modificada. Dice le falta pintar y pulir, además de agregar detalles, pero es tan noble su tarea que no persigue ni pretende hacerlo solo. Fabián, sin decirlo, tiene muy claro que en equipo las cosas funcionan mejor, y más aún, cuando hay un líder que tenga claro cuál es el objetivo.
Entre todos, es mejor
Entonces, la convocatoria está abierta. Fabián escucha y recibe gustoso, ideas y todo lo que sea por mejorar su sueño. Ese que él mismo dice, no inventó, porque ya estaba inventado. El valor de Fabián es que se animó, con pocos recursos, a llevarlo a la práctica. A darle forma y conseguir ponerlo en marcha. Tal es así que sobre su video, nos dice, lo deja así para que “puedan apreciar en sus imperfecciones los detalles del trabajo realizado y puedan hacer una igual y mejorarlo inclusive, con el firme propósito de ayudar a aquellas personas que sufren este tipo de impedimentos físicos”.
Fabián Villalva es un ejemplo, una muestra de que cuando algo nos inspira, no hay imposibles que puedan cruzarse en el camino. Y si los hay, está la voluntad de superarlos porque la satisfacción de lograrlo será mayor y porque siempre, siempre es mejor intentarlo. “Estoy muy feliz de casi haberlo terminado y deseoso de que les sirva a muchas más personas “.
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