El lijado, ya sea a mano o a máquina, es una etapa crucial para lograr un efecto deseado en una vasta serie de materiales. Su uso más difundido es en el desbastado y pulido de superficies en general, pero también encuentra amplia aplicación en tareas como eliminación de rayones y arañazos (de paredes, pisos o mobiliario), afilado (cuchillos, hojas, espadas, etc.), microacabado y acabado de precisión (conectores, fibra óptica, electrónica), superacabado y lapeado, entre otros.
Aunque diversos tipos de lija pueden parecer similares entre sí, a menudo se componen de materiales diferentes, presentan una amplia gama de grano y son más adecuados que otros para ciertas superficies.
Hace un tiempo presentamos una introducción sobre estas variadas clases de lijas, donde examinamos principalmente su composición y tipo de grano. Podemos resumir esos conceptos en las siguientes ilustraciones.
A la hora de adquirir la lija que mejor se adapta a nuestro proyecto, esta información nos resultará de gran utilidad, ya que podremos saber a priori cuál es el material abrasivo que más conviene, como así también el grano correcto a elegir según la aplicación deseada.
Sin embargo, todavía nos falta aprender otros detalles importantes para efectuar la compra inteligente de nuestra lija. Esos detalles son de los que nos ocuparemos o profundizaremos en este artículo.
1) ¿Qué formato de lija debo elegir?
Para muchos usuarios aficionados, una lija se remite solamente a una hoja rectangular que se vende en la ferretería del barrio o en un hipermercado. No obstante, aunque es el más económico, ese rectángulo es solamente uno de los tantos formatos en que podemos adquirir una lija. Hay otros más, por lo que conviene conocerlos a todos, ya que el formato es importante, especialmente si vamos a lijar a mano o a máquina.
2) ¿Cuántos tipos de soportes hay?
Como apuntamos en el artículo introductorio, las lijas se componen de dos partes: la superficie granular o material abrasivo, que detallamos en las primeras figuras de este artículo, y un soporte o respaldo, que generalmente es papel, tela o una película plástica, donde abordaremos este último más adelante.
El soporte de tela está especialmente indicado cuando se requiere un alto grado de flexibilidad de uso de la lija. Es más duradero que el soporte de papel, ofrece una mejor resistencia al desgarramiento y tolera la flexión y el doblado continuos durante el uso. Viene en tres grados distintos:
Liviano: muy flexible, usado en los casos en que el acabado y la uniformidad de la superficie son más importantes que la eliminación del material. Generalmente está presente en lijas en formato de rollo, hoja y banda. Ideal para el acabado y donde se requiere una gran flexibilidad y conformidad, como el trabajo de contorno en superficies curvas.
Medio: más resistente y rígido que el anterior, se usa en una gran cantidad de productos abrasivos, desde la eliminación de material con grano grueso hasta el acabado y pulido con grano fino. La productividad constante, los buenos acabados y la larga vida útil del producto son características de los productos abrasivos fabricados en un soporte de este tipo, tales como bandas y discos.
Pesado: es el soporte más resistente y se usa en productos de grano grueso diseñados para operaciones que exigen mucha presión para la eliminación de material pesado. Se usa con mayor frecuencia en lijas de banda industriales de alta resistencia.
Los soportes más económicos son los de papel. La calidad del papel varía según el uso previsto y se divide en distintos grados de resistencia. Es así como el papel de lija suministrado para usar con herramientas eléctricas es generalmente más resistente que el que se comercializa para uso manual.
La importancia del soporte en papel merece una discusión adicional, ya que hay dos clases de papeles que sirven como soporte para una lija, sea del formato que fuere. Esto nos lleva a una nueva consideración como la siguiente.
3) ¿Lijado en seco o en húmedo?
Independientemente del tipo de soporte, las tareas de lijado pueden realizarse en seco, o bien -siempre y cuando el material de la pieza de trabajo lo permita- en húmedo, es decir, con agua o algún otro lubricante. Las ventajas del lijado en húmedo y, por ende, de las lijas al agua son varias, ya que brindan:
- Mayor facilidad y eficiencia: la reducción de la fricción y del empaste garantizan un proceso de lijado más rápido y sin esfuerzo.
- Mayor rendimiento: un proceso de lijado más suave produce un acabado superficial más uniforme.
- Mayor seguridad: con el lijado en húmedo se reduce la inhalación de polvo y de partículas potencialmente dañinas que siempre se liberan en cualquier lijado en seco.
- Mayor durabilidad: el abrasivo dura más tiempo, ya que está sometido a un menor desgaste y una menor acumulación de calor durante el lijado.
- Mayor facilidad de almacenamiento: puesto que son resistentes al agua, pueden almacenarse en cualquier lugar, sin tener en cuenta si eventualmente se mojan o quedan en contacto con el agua.
Para que una lija sea apta para usar con agua, obviamente, tanto el soporte como el material abrasivo deben ser resistentes al agua. Entonces, ¿cómo podemos saber si la lija que estamos eligiendo sirve para usar con agua? En principio, el fabricante debería indicar la leyenda «Resistente al agua», «Impermeable» o similar, en la cara impresa de la lija. Si no está indicado y la lija es muy barata, lo más probable es que no sea resistente al agua.
Otra característica para distinguir una lija al agua es el color del material abrasivo: el color marrón indica generalmente una lija no apta para usar con agua, mientras que el color negro o gris sí presenta propiedades impermeables. Usualmente, las lijas convencionales cuyo material abrasivo es óxido de aluminio no son impermeables, mientras que las lijas de carburo de silicio y las que tienen soporte de poliéster sí lo son y, por lo tanto, sirven para el lijado tanto en seco como en húmedo.
4) ¿La flexibilidad es importante?
Retomando el tema de los soportes, debemos añadir que además de los dos soportes tradicionales de papel y tela, también está cobrando impulso el soporte de película plástica, ya sea poliéster u otro de propiedad exclusiva. El soporte de película otorga mucha mayor flexibilidad que el de tela, por lo que la lija se puede doblar, enrollar o moldear en cualquier forma. No obstante, presenta también otras ventajas: es resistente a las perforaciones, la rotura o las arrugas, no se empasta y permite el lijado tanto en seco como en húmedo. Las lijas flexibles duran 15 veces más que las convencionales con soporte de papel y tienen gran aplicación no sólo en la industria automotriz, electrónica y de fibra óptica, sino también en toda superficie irregular o de muchas curvas donde una lija convencional podría desgarrarse fácilmente.
El video muestra una aplicación de este tipo de productos flexibles.
5) ¿Grano abierto o cerrado?
Los carpinteros y los que trabajan con materiales blandos o gomosos deberán prestar atención a la densidad del grano de la lija a elegir, ya que este parámetro divide las lijas en dos grupos:
Lijas de grano cerrado: significa que casi el 100% del soporte de la lija está cubierto de material abrasivo. Por lo tanto, las lijas de grano cerrado ofrecen un corte más agresivo y rápido porque las partículas del grano están densamente agrupadas entre sí. También proporcionan los mejores acabados, puesto que no hay espacios entre los granos.
Lijas de grano abierto o semi-abierto: significa que hay más espacio entre las partículas del grano del material abrasivo. Por lo general, grano semi-abierto se refiere a una reducción de aproximadamente 30% de la cantidad de grano en el soporte, mientras que grano abierto significa, por lo general, que hay una cobertura de aproximadamente 50%. Esto quiere decir que estas lijas ofrecen una menor potencia de corte y no son tan agresivas como una de grano cerrado. Pero también quiere decir que tienen espacios vacíos en la capa de material abrasivo, por lo que los acabados que proporcionan no son tan parejos y se asemejan a los que se consiguen con una lija de grano grueso.
Entonces ¿qué densidad de grano conviene?
Para trabajos generales donde el fino acabado es importante, se recomienda siempre optar por una lija de grano cerrado, a menos que trabajemos con maderas blandas como pino, alerce, ciprés o cedro, por ejemplo, o con metales blandos como aluminio, latón, bronce, cobre, magnesio, titanio o zinc. Si usamos una lija de grano cerrado en estos casos, las zonas entre cada grano de la lija se cargarán con residuos, produciendo el fenómeno conocido como «empaste«. Este empaste no sólo creará rayones sobre la superficie del material, sino que también puede arruinar la lija (ya sea en formato papel, banda o disco) y la propia pieza de trabajo.
Por lo tanto, en el caso de materiales blandos o incluso gomosos (por ejemplo, plástico) es muy conveniente una lija de grano abierto. Como los granos están más separados, se crea el espacio suficiente entre cada grano, el cual ayudará a reducir la cantidad de residuos de lijado atrapados entre los granos. Luego, podemos usar aire comprimido o una varilla para desalojar los residuos de la lija y proseguir con la tarea. De esta manera, podemos lijar materiales blandos por periodos de tiempo más largos y con mejores resultados.
Por supuesto, en estos casos también podemos optar por las lijas antiempaste.
6) ¿Cómo lidiar con el empaste?
Si no nos convence una lija de grano abierto para maderas blandas, las lijas antiempaste ofrecen aún más ventajas. Estas lijas se fabrican con un recubrimiento especial de estearato de zinc, un polvo lubricante que repele el agua y que se «desprende» junto con el residuo durante el lijado, lo que impide la obstrucción o el empastamiento de la lija. Estas aplicaciones hacen uso de sus propiedades antiadherentes, lo que lleva a un menor mantenimiento del papel de lija. Otro beneficio de este tipo de lijas es que el recubrimiento de estearato de zinc reduce el calor generado por la fricción, evitando daños a la superficie del material.
Es razonable que las lijas antiempaste sean un poco más caras que las convencionales y la mayoría no son resistentes al agua, por lo que aún hoy se usan ampliamente en la industria del mueble, que fue precisamente el nicho de mercado al que estuvieron destinadas desde su patentamiento, hace unos 60 años. Además de la madera, son una excelente opción para el lijado y acabado en seco de metal, plástico y otros materiales blandos, en los que muestran su gran rendimiento y durabilidad. Pueden adquirirse en formato de papel, rollo o disco con un tamaño de grano entre 60 y 400.
7) ¿Hay alguna super-lija que cubra varias exigencias a la vez?
Como es de suponer, la tecnología en materia de accesorios de lijado prosigue su avance y actualmente algunos fabricantes ya están ofreciendo lijas multipropósito que reúnen muchas de las características que hemos visto y que destacan una muy buena relación entre remoción de material y vida útil de la lija. Presentan un material abrasivo de óxido de aluminio optimizado, un soporte de papel con látex y un novedoso tratamiento antiempaste, por lo que estos productos logran una gran flexibilidad minimizando el empaste, lo que los hace ideales para todo tipo de aplicaciones en madera, especialmente para quitar pintura, laca, barniz o masilla.
Una vez más, dependiendo de nuestra tarea habitual de lijado o del proyecto que queramos realizar, la selección correcta de una lija es el gran paso para lograr y perfeccionar los resultados.
Con esta guía hemos aportado una serie de elementos adicionales que no siempre se tienen en cuenta en el momento de elegir una lija, pero que vale la pena considerar atentamente para el completo éxito de nuestro trabajo.
Un Comentario
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Anónimo
Yo no estoy convencido con lo aqui comentado, pienso sinceramente que hay muchos elementos que no han podido ser tomados en cuenta. Pero valoro mucho vuestra opinion, es un buen articulo.
Saludos