«Día del Soldador». Campana, provincia de Buenos Aires, Argentina. El 4 de abril de 1977 se funda la primera escuela de soldadura privada en el país, y por ello es que este día quedó como testimonio para celebrar y declararlo de esta manera. Eso sí, el motivo va mucho más allá de este acontecimiento.
La historia de la soldadura en Argentina, sin embargo y obviamente, data de mucho tiempo antes. En los años 20′ con los primeros artículos en acero, donde sólo se contaba con fragua con ventilador manual, y otros elementos manuales que exigían no sólo técnica, sino un esfuerzo extraordinario en su manipulación y aplicación.
A nuestros días, el oficio del soldador sigue siendo clave y pieza fundamental en todo tipo de industria. Los avances tecnológicos cada vez son mayores, y sin embargo, la técnica, la destreza y el trabajo que desempeñan estos hombres y mujeres, sigue siempre sorprendiendo y brindando mayores desafíos para nuevos procesos, para buscar nuevas soluciones.
Por esta razón, en el «Día del Soldador», acompañamos y celebramos junto a ellos, y los felicitamos por su enorme entrega, pasión y compromiso que ponen a la tarea, donde no sólo construyen y aportan a procesos productivos sino que también, participan de la obra de la identidad de un país, de una historia.
Historia de la soldadura en Argentina
Miguel Angel Dipaola, fundador de la Escuela «Dipsol» en Campana que dio origen a esta conmemoración, da testimonio del porqué propone el «Día del Soldador», y traza un escenario de cómo se va tejiendo la red de la historia de la soldadura en la Argentina. En una carta publicada en «La Auténtica Defensa» en el año 2012, manifiesta y recorre los motivos que lo inspiran a esta idea, y que aquí compartimos con los lectores de «De Máquinas y Herramientas«.
Mi padre me contaba, que cuando él tenía 18 años (1924), inició un taller de carpintería metálica con otra persona (su socio) de su misma edad, comenzaron a fabricar distintos artículos en acero.
Contaban con una fragua con ventilador manual, sierras, corta hierros, martillos, bigornia, soplete oxiacetilénico, un transformador para soldadura y mucha voluntad.
En ese entonces todas las uniones se realizaban por roblonado (remaches) y alguna que otra soldadura con varillas desnudas (no se conocían los electrodos revestidos). Por tal motivo la soldadura que realizaban la tenían que martillar para poder disimular sus defectos.
Para poder cortar algunas posiciones de piezas de acero, los calentaban en la fragua, los colocaban sobre la bigornia y con el corta hierro y martillo realizaban el trabajo.
En ese mismo año en Suecia un señor llamado Oscar Kjellberg, luego de haber presentado en la Oficina de Patentes de 1904, una nota escrita a mano, describía su invención del electrodo recubierto. Luego de 20 años se puso a fabricar esos electrodos y revolucionó las construcciones metálicas. A partir de entonces, fue muy lenta su aceptación, ya que tenía muchos retractores que no aceptaban la soldadura por desconfianza..
Sin embargo durante la segunda guerra mundial, los países necesitaban construir rápidamente, embarcaciones seguras y comenzaron a reemplazar los buques metálicos con uniones roblonadas por soldaduras por arco eléctrico con electrodos revestidos. Fue así que un buen día llegó a la argentina el buque tanque mercante «Longwood», de la empresa inglesa John I. Jacobs, que había sido torpedeado por un submarino japonés en las costas de lo que hoy es Sri Lanka.
Ese buque tanque recaló en Bahía Blanca y la Armada tomó la decisión política de repararlo. Era un buque completamente remachado, se cambiaron sus partes internas y externas, pero se utilizó por primera vez para la unión de las chapas, la soldadura eléctrica con electrodos revestidos. De ahí en más se inicia la historia de la soldadura por arco en el país.
Aproximadamente 35 años después, se inicia en Campana, Provincia de Buenos Aires, la primera escuela de soldadura privada del país. Precisamente el día 4 de Abril de 1977. Ciudad próspera, afectiva y acogedora de quienes hemos venido de otras ciudades, la que personalmente quiero como si fuera la ciudad donde me vio nacer.
He dedicado toda mi vida a esta profesión, que amo y transmito todos mis conocimientos a quienes quieran recibirlo, primero como soldador, luego como técnico y posteriormente capacitador. Es por ello que admiro a los soldadores y futuros trabajadores de esta especialidad y quiero rendirles próximamente, si me acompañan, un homenaje bien merecido, nombrando el día 4 de Abril, como el «Día del Soldador», como ya existe en otros países.
Un Comentario
Diego Castro Aliendo
Gran relato. Verdaderamente detallado y específico. Soy supervisor y soldador de la Armada Argentina. Como dato extra, los diques de reparaciones navales son de la Armada Argentina (aún..) y están emplazados en cercanías de la costa de Bahia Blanca, pero en realidad están dentro del partido de Coronel de Marina Leonardo Rosales y ciudad cabecera Punta Alta. La ciudad de Punta Alta concretó su autonomía de Bahia Blanca el 12 de mayo de 1945….así es que el barco que citas la reparacion: fuente en Punta Alta dentro de la base naval Puerto Belgrano